Ameritaba esa vuelta al blog nocierto?
Lo que me trae acá probablemente sea algo así como una nostalgia que me viene invadiendo más de lo normal estos días. Una nostalgia molesta, hasta angustiante, que por más que intente ignorarla y concentrarme en otras cosas, siempre está ahí.
Esta semana esa nostalgia se personificó en mi viejo, alguien que por lo general no suelo extrañar ni recordar con frecuencia, salvo por cuestiones muy puntuales. Pensaba en su recorrido como becario de CONICET, como investigador, los momentos que tuvo que haber atravesado, el estrés y la presión por publicar, el momento de presentar su tesis doctoral, y como esas cuestiones laborales se pudieron haber relacionado con su vida personal. Siento que todo eso, sin haber conocido demasiado esa fase suya, configuró en parte lo que soy hoy, lo que elijo hacer.
Hace un mes y medio que empecé con la beca y tengo sensaciones muy encontradas. El sistema científico es un ambiente de lo más hostil, individualista y competitivo, y esas cosas se notan en el cotidiano de manera muy sutil, sobre todo entre pares. Dejando de lado esas cuestiones, TODO a mi alrededor me dice que estoy yendo por buen camino, y encuentro una sensación rara de seguridad entre la incertidumbre que implica hacer investigación. No puedo explicarlo con otras palabras. Simplemente, estoy haciendo lo que me gusta. Y de ninguna manera pienso mimetizarme en ese ambiente de mierda que te aísla del resto y hasta de la propia realidad; si hay algo que me enseñaron desde chiquita y que puse en práctica durante toda mi formación universitaria es, ante todo: la solidaridad, lo colectivo, y las convicciones bien firmes.
Mar del Plata es una ciudad hermosa que no me deja de sorprender. Todas las semanas se descubren cosas nuevas, y a diferencia de lo que pensaba, es bastante activa fuera de temporada. Por ahora el frío se soporta bastante bien, y la soledad la voy manejando. No me afecta estar sola, la verdad es que lo disfruto. Son esos momentos de videollamada o de enroscarme mucho la cabeza los que más me angustian en ese sentido.
Pero ver el mar todos los días... no hay nada más hermoso que eso.
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