10.9.23

In the light you will find the road


 Lo que es amigarse con la soledad

Empecé a salir sola más seguido; a ir a la playa a leer, caminar por el barrio, robar plantas y flores, comprar boludeces que siento que necesito para mi casa, a tomar una birra a la noche. 

Estoy pateando la situación de salir con la cámara de fotos, pero es cuestión de comprar un rollo y salir.

Organizar mi casa es lo que me está consumiendo más energía y guita, pero no hay nada que disfrute más. Vida de treintaypico sin tener treinta todavía.

El laburo se está poniendo interesante. Siento que me comprometí a fondo con mi tema, del cual no tenía ni puta idea hace unos meses, pero lo estoy disfrutando. No sin ciertas frustraciones en el medio, pero lo esperable. Ahí también me encuentro con esa soledad, pero una soledad que me pesa bastante. Esa soledad que te recuerda constantemente que no tenés ni un amigo, ni un aliado ni compañero en el ambiente que frecuentás todos los días. ¿Se sentirá siempre así, estos cinco años de doctorado? Después de hacerme mucha mala sangre puedo atravesar ese sentimiento y vivirlo cargando con él. Tal vez elijo estar sola.


Mucho rock and roll estos días, mucho traer al presente esas bandas de la adolescencia y las que escuchaba los primeros años en la facultad, una especie de nostalgia enmarañada con notas musicales que traen un recuerdo vivo.

Hoy salí a caminar un poco porque el día estaba hermoso, fui a una feria y compré giladas antiguas de esas que me gustan tanto. Iba en manga corta y no puedo explicar en palabras la felicidad que sentí en todo momento. Se vienen los días más lindos (y peronistas) y eso es todo lo que importa.

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