22.3.13

Across the desert

Una semana sin escribir y ya me pasaron tantas cosas que podría escribirme el Quijote entero tres veces, pero ni sé por dónde empezar.
Mi casa es una bipolaridad tremenda, el ambiente turbio ya me tiene podrida. Está todo como muy inestable, y no sabés en qué momento van a saltar, con qué quilombo van a salir. Seguramente piensen lo mismo de mí, y lo más probable es que yo sea la causa de este rollo, porque yo misma me siento inestable. Estoy pasando por una etapa en la que no sé en dónde carajo estar, porque nada me viene bien y no puedo encontrar un lugar (ya sea físico o no) en donde permanecer por lo menos un tiempo sin sentirme para el orto. A veces ir al colegio me hace bien, mis amigos me hacen bien, pero en los buenos momentos las horas parecen segundos y vuelvo a la misma mierda, todo el tiempo. Y por 'la misma mierda' no me refiero necesariamente a mi casa, sino a una parte de mi cabeza con la que tuve que lidiar toda mi vida, que nunca puede pensar en positivo y que muchas veces me aísla de todo lo que me rodea, de lo bueno y lo malo. En realidad, nunca voy a entender cómo funciona mi cabeza exactamente. Pero retomando el tema: siempre hay que volver, y eso es lo que me más me jode.
Por ejemplo, volver de Sudáfrica me descolocó por completo, y me preocupa que acostumbrarme a estar acá de nuevo cueste más de lo que me costó acostumbrarme a estar allá. Tal vez ni siquiera todo este tema tenga que ver con mi viaje, pero por lo menos me empecé a sentir así desde que volví, y no puede ser sólo una casualidad. Ahora, hablando de espacio físico, me puse a pensar en que cada vez estoy más segura de que no voy a vivir toda mi vida en mi país, suponiendo que en un futuro no muy lejano tenga la posibilidad de irme. Ya experimenté vivir en el extranjero durante un mes, y me quedé con las ganas de que fueran seis como mínimo, cuando siempre dije que nunca me alejaría durante tanto tiempo de todo lo que tengo acá; ya comprobé que no tenía la más puta idea de lo que decía. Pero al mismo tiempo me asusta, me aterra que me aleje tanto que después no pueda volver atrás, lo cual sería una verdadera mierda. Pero tengo una forma de pensar bastante forjada respecto a todo el tema de los orígenes de las personas; es parte de lo que sos, de tu forma de ser y de tu identidad, y uno no puede olvidar esas cosas porque es como olvidarse de uno mismo. Así que espero que si algún día tengo la suerte de poder vivir en otro país, en otra cultura, en otro ambiente, pueda mantener y hasta transmitir mi parte, ya sea teniendo una bandera de Argentina en mi cuarto, o tomando mate, o escuchando rock nacional, no sé.
El puto futuro incierto.

No hay comentarios: