14.3.13

Lifetime

Hace mucho que no escribo, probablemente porque las entradas de Ciudad del Cabo me pudrieron y me dan nostalgia, así que las voy a suspender y voy contar el resto de mis vacaciones en una sola, aunque parezca imposible. La entrada 201, qué lindo.
Después de esa salida fui a Robben Island, y la excursión estuvo muy buena. El recorrido a la isla se hacía en un micro donde un chabón contaba sobre la historia del lugar y la gente que había pasado muchos años de su vida en ese padecimiento. Fue muy interesante porque siempre quise saber algo sobre Mandela y el apartheid, y esa fue la primera vez que tuve oportunidad. También visitamos su celda y la de muchos de sus compañeros revolucionarios. Ahora me arrepiento de no haberme comprado un libro sobre Nelson Mandela a la salida de Robben Island, pero ya voy a tener oportunidad de hacerlo.
Otra excursión copada que hicimos fue ir a Cape Point, el punto extremo del Cabo de Buena Esperanza, donde está la ciudad. Está como a dos horas en auto de Ciudad del Cabo, pero fue un viaje lindo, ya que el paisaje es impresionante. Allá sacamos muchas fotos lindas, vimos a los pingüinos y un mandril, caminamos mucho y la pasamos re lindo. A la vuelta nos juntamos en un bar a tomar margaritas y organizamos para ir a cenar a Waterfront, que es la parte más careta de la ciudad, y por lo tanto tiene restaurantes copados.
En cuanto a las salidas, iba de mal en peor, cada vez más descontroladas. No voy a contar muchos detalles, pero para que se hagan una idea, no me acuerdo casi nada de la salida de mi despedida, y es la primera vez que me pasa algo así. Pero estuvo muy buena, una de las mejores.
El domingo que tenía que viajar me la pasé deprimida. No compré nada para nadie, hice la valija una hora antes de irme, casi ni me despedí de la gente de mi casa y tuve que hacerlo unos días después por facebook. Lamentable. No lo pude evitar, no quería irme de ahí por ninguna circunstancia, y hacer todo eso implicaba aceptar que me iba, que no iba a tener otro viaje así en mi vida. Entonces, para no pasar mis últimas horas llorando y cortándome las venas, hice como si no pasara nada, como si mi mes se hubiese alargado de la nada. Y cuando llegué a Argentina, mi cabeza todavía seguía allá. Me costó como mínimo una semana y varias juntadas con amigos para que se me pasara por lo menos un poco, pero siento que todavía hoy sigo con esa sensación de vacío, de que te falta algo... Nunca me había sentido así antes, asì como también nunca había vivido esta experiencia en mi vida. Puedo afirmar con certeza que fue uno de los mejores meses que viví, y lo valió cada centavo, segundo, despedida, todo, porque nunca voy a olvidarme de los treinta días que pasé afuera de mi país; los amigos, la familia, el lugar, el colegio, la gente, las salidas, los momentos malos y los buenos, lo que hice y lo que no, ABSOLUTAMENTE TODO.  Lo que puedo decirle a los demás es que si alguna vez se les presenta esta oportunidad en la vida, que no la desaprovechen por un 'me da miedo' o un 'voy a extrañar mucho' porque son las excusas más pelotudas del mundo, y no se van a arrepentir de nada si se arriesgan a intentar. Por mi parte, pienso hacerlo de nuevo, pero esta vez gracias a mi esfuerzo, trabajo y dinero. Lo voy a hacer aunque me tenga que deslomar trabajando como esclava para conseguirlo, porque claramente lo vale. No sé a dónde, no tengo nada planeado, pero sé que voy a volver a Ciudad del Cabo en mi vida, ya sea por vacaciones, trabajo, o porque simplemente se me cante el culo, pero tengo que volver. Me quedé con las ganas de hacer y aprender millones de cosas, y aun así me siento completa, no me arrepiento de haberme perdido de tanto porque lo complementé con el simple hecho de estar allá y pasarla de lo mejor.


No hay comentarios: