Me pasaron tantas cosas en un solo mes que siento que voy a explotar en cualquier momento. Cuando estaba allá, entre tantas solicitudes de amistad en Facebook de gente nueva, de amigos nuevos, había una persona que conocía muy bien, prácticamente de toda mi vida: mi hermano. Sí, como leyeron, mi hermano, o mi medio hermano, para ser precisa. Esto es raro, porque puedo contar con los dedos de la mano los amigos que saben de la existencia de mi hermano, pero lo que me está pasando claramente tiene un gran peso en mi vida, así que tal vez sea tiempo de dejar de callarme las cosas.
A mi hermano lo dejé de ver de la manera más inútil posible, el día que falleció mi viejo, nuestro viejo, y me acuerdo que, esa noche, antes de irme a dormir a lo de una amiga, él estaba en casa como mucha gente más, y nos saludamos como si nos fuéramos a ver al rato, y en realidad sucedió todo lo contrario, porque ya pasaron seis años de esa noche, que fue la última vez que lo vi. Mi mamá tuvo la oportunidad de verlo en otra ocasión, cuando hubo un re quilombo con los papeles, los abogados y toda la mierda, un quilombo que nos podríamos haber ahorrado todos si no hubiese sido por él, y eso es lo que ella critica. Pudo no haber terminado del todo bien con mi vieja, pudo haber tenido problemas del estilo con mi papá en algún momento de la vida, pudo haber sido criado por una tilinga, pero es mi hermano y lo aprecio como tal, y no me hizo nada bien que desapareciera de un día para otro para que años más tarde me enterara que está viviendo en Suiza, que estuvo casado, y que trabaja de tatuador...
Yo ya lo había buscado en face anteriormente, con la esperanza de saber por lo menos que estaba ahí en algún lugar del mundo, pero sin resultados. Así que su aparición en la pantalla me sorprendió; lo acepté, y cuando ya estaba acá tuve la oportunidad de hablar con él un par de veces. Me hubiese gustado decirle de todo, contarle todos los cambios y cosas nuevas en mi vida durante estos seis años, preguntarle de todo, por qué carajo se fue, por qué ni se molestó en buscarme cuando estuvo en Argentina; de todo, pero como que el sentido común me impedía matarlo a preguntas, porque por un lado lo entendía, me puse en su lugar y me olvidé de todo. En realidad, siempre voy a tener en cuenta las "cagadas" que se mandó porque tal vez algún día podrían afectarnos a mí y a mi hermana, pero cuando cambie de opinión y quiera volver, yo voy a recibirlo de brazos abiertos y de la mejor manera; supongo que eso es lo que mi viejo habría preferido, y no cambiaría mi forma de pensar en caso de no haber sido así.
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