Bueno, primer día de clases. Estuve bastante perdida toda la
mañana, pero pude arreglármela prácticamente sola. La primera clase me la perdí porque tuve que
hablar con Natasha, parte del staff de EF, sobre el nivel en el que tengo que estar.
Me dijo que según el examen online que hice en casa tendría que estar en
Advanced, lo cual me sorprendió bastante, porque en el instituto estoy en el
upper-intermediate. Me explicó que me iba a poner en el último nivel del upper
(B23) y que cada cinco semanas todos los alumnos hacen un examen nivelatorio
para poder pasar a un nivel más alto; yo justo llegué en la quinta semana, así
que ya me estaban encajando un examen en mi segundo día de clases, o sea, el
miércoles. Me dio el paquete de bienvenida, con unas cuantas boludeces útiles
como lápiz, lapicera, un bolsito, un sobre para guardar papeles, un mapa de
Cape Town con indicaciones, y mi schedule
con todos mis horarios. Cuando ya era hora, entré a clase; estoy con cuatro
chicas más (una de algún país africano, otra de Alemania, otra de Brasil y la
otra ni idea) y con cuatro chicos más (Madjit que vive conmigo, un ecuatoriano,
y los otros dos tampoco tengo idea). La profe me dio miedo al principio porque
parece re estricta, pero es buena; AMO como se viste, siempre tiene vestidos re
lindos, tiene el pelo tipo corte varón muy muy cortito que le queda bárbaro
porque tiene linda cara, y me encanta su acento, es lo más parecido al
británico que escuché hasta ahora acá. A los sudafricanos les entiendo poco,
hablan muy así nomás, rápido, y no modulan, son como muy atropellados para
hablar. Los negros tienen como un acento aparte que también me cuesta entender,
pero son lo mejor, son muy divertidos y alegres. La gente está loca acá; me
hace acordar mucho a Brasil, porque a nadie le importa nada, en el sentido de
que está todo bien, no hay ningún problema, y me encanta eso, como que lo
necesito.
Después de clases me junté con las colombianas y un par de
ecuatorianos a comer a un McDonalld’s que está a unas cuadras del colegio. En
el camino nos cruzamos con Jerry y Madjit, y nos invitaron a la playa;
obviamente acepté porque es una de las razones por la que vine a Ciudad del
Cabo. Así que estuvimos entre arena, sol y mar toda la tarde en Camps Bay, la
playa más turística de la ciudad, y muy linda. Me desilusioné muchísimo cuando
metí los pies en el agua, está tan congelada que te causa dolor. Yo esperaba
por lo menos un poco más de temperatura que en el mar argentino, pero como dije
antes, no pego una con las expectativas. Igual no tengo de qué quejarme, hasta
con el agua congelada esta playa es mil veces mejor que las de Argentina. Esa
misma tarde conocí a Flor, una argentina de Santa Fe que está estudiando
traductorado de inglés en Rosario (es de un pueblo de menos de mil habitantes)
y que hace cinco semanas que está acá, se va este sábado. Hablamos mucho, y
coincidimos en un montón de cosas; por ejemplo, en que somos distintas a los
otros argentinos que están acá, que la mayoría son caretas de capital que de lo
único que hablan es de cuando viajaron a Miami. Bueno, básicamente eso fue lo
que hice en toda la tarde, así que a eso de las seis y media nos estábamos
volviendo para casa, yo con hambre y con ganas de sacarme la arena de encima.
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