Bueno, creo que es momento de que saque todo afuera. Soy cagona hasta para contar cosas en el blog, es increíble; ignoro todo, cierro el blog por unos días, me hago la boluda, justamente porque sé que no la estoy pasando nada lindo, y porque me gustaría que nadie lo supiera, pero sé que no es la mejor decisión. En estas últimas semanas no anduve muy bien sentimentalmente, con nadie. Hace muchísimo que no me junto con las personas que conozco desde que nací, mis mejores amigas, y extrañar tanto me pone de mal humor. En el colegio parece que me mando una cagada atrás de otra, siempre hay alguien que está enojado conmigo, no zafo nunca. Al principio pensaba que todos estaban re menstruados y se enojaban por cualquier pelotudez, pero me parece que es más grave la cosa, algo tengo que estar haciendo yo para que pase esto. Y soy tan sincera que la vuelvo a cagar. En mi casa pasa lo mismo: digo lo que siento, lo que me sale del alma, y segundos después se me viene todo abajo; termino llorando como una imbécil y escuchando música a todo lo que da para olvidarme de que existo. O de que los demás existen. La música me salva muchas veces, casi tanto como las personas; cuando estoy podrida de escuchar los gritos diarios que intercambian mi mamá y mi hermana, me voy derechito a calzarme mis auriculares amarillos y subo el volumen del mp3 a más de 20 rayitas. Escucho lo que sea, pero trato de evitar los temas tristes porque termino llorando una vez más.
El colegio ya me tiene harta, no quiero saber más nada. Pensar en el lado positivo del colegio, mis amigos, ya ni me motiva; siempre tengo que bancarme alguna histeriqueada. En lo único bueno que puedo pensar sobre el colegio ahora es que en un año y unos meses no voy a tener que escuchar más nada sobre historia, geografía, filosofía, lengua, o hacer cuentos; por lo menos, en temas que no me interesen.
Extrañaba la guitarra; llegué a tiempo de rescatarla del polvo. Es impresionante lo bien que me hace cantar: me libera, me tranquiliza, me consuela, me emociona, me hace olvidar, me hace recordar, me salva en muchas situaciones. Hace unas horas me puse a buscar un tema de ABBA que no escuchaba desde que tenía no más de seis años, y lo encontré; no puedo parar de escucharlo. Me sorprende las cosas que puede guardar la memoria: sonidos, olores, sensaciones. Ya me pasó con dos temas de The Beatles; cuando escucho Real Love siento que puedo escuchar a mi papá cantándolo, hasta con su misma voz. Espero no olvidar nunca ese tipo de cosas, porque son recuerdos sólo míos y que nadie más tiene.
Necesitaba esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario