
"Mientras escribía
Fahrenheit 451, pensé que estaba hablando de un mundo que aparecería dentro de cuatro o cinco décadas. Pero hace sólo cuatro semanas, una noche en Beverly Hills, un hombre y una mujer se cruzaron conmigo, paseando un perro. Me quedé mirándolos, absolutamente estupefacto. La mujer llevaba en la mano un aparato de radio del tamaño de un paquete de cigarrillos, con una antena que temblaba en el aire. Unos alambrecitos de cobre salían del aparato y terminaban en un conito que la mujer llevaba en la oreja derecha. Allí iba ella, ajena al hombre y al perro, prestando atención a vientos y suspiros lejanos, a gritos de melodrama, sonámbula, mientras el marido que podía no haber estado allí, la ayudaba a subir y bajar las aceras.
Esto no era ficción, era un hecho nuevo en una sociedad que está cambiando."
-Ray Bradbury
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