Hoy me di cuenta que este blog es una mentira. Es decir, no es que invente las cosas que me pasan, todo lo que dice sobre mi vida es verdad, pero es apenas la mitad. No pretendo escribir una biografía sobre mí, o anotar lo que me pasa a cada segundo de mis días, pero de una manera u otra, involuntariamente, evito las cosas malas, y queramos o no, todos tenemos malos momentos. No sé si es algo bueno o malo, pero este blog está demasiado cargado de felicidad, viva la pepa, yolo, etc, y ya me pudre un poco. Por ejemplo, el otro día tuve un percance con Julieta, yo estaba en el centro con las chicas y habíamos quedado en vernos en el buffet, a lo cual yo le mandé un mensaje diciéndole que estaba yendo para el colegio y no fui una mierda. Orgullosa y cagona como siempre (la peor combinación), no pensaba decirle nada hasta que se calmara un poco la cosa, y al final, le dije todo lo que pensaba y le pedí perdón un viernes a la mañana; ahora está todo bien, supongo. Relatos como éste son bastante difíciles de encontrar acá, y claramente no es porque no me pasen cosas malas.
Ese tipo de cosas no me pasan seguido, soy una persona bastante pacífica en el sentido de que odio pelearme con la gente, con cualquiera; una que otra discusión siempre hay, pero no me gusta llegar al punto de hacer sentir mal intencionalmente a alguien.
No voy a terminar contando sobre cuando me agarran esas depresiones pelotudas que no duran ni una hora y después termino cagándome de risa, pero voy a tratar de explayarme un poco más en esos temas un poco complicados que se presentan de vez en cuando y que sólo los comparto con la gente que me rodea. Hay algo que me hace evadir esos temas y no estoy segura de qué es, tal vez el hecho de que el blog sea público y lo pueda ver hasta el loro, o que me amargue un poco tener que enfrentar esas cosas y encima pasarlas por escrito; realmente no tengo idea, pero voy a intentar sacarme esa fea costumbre de tapar o esconder todo. Tampoco es que me vaya a hacer la víctima o la dramática al contar mis problemas, pero por alguna razón creo que tendría que compartirlos acá al igual que la cantidad de boludeces que vengo relatando, y un poco de variedad sentimental no le hace mal a nadie, ni siquiera a mí.
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