Estaban pasando Flight 956 del Indio en la radio mientras mamá me llevaba al hospital donde trabaja. Yo ya me imaginaba todo: "Sí, tiene una perforación en la membrana timpánica del oído izquierdo, dale Amoxidal Dúo cada 12 horas durante 10 días"; en efecto, ése fue el resultado. Y claro, todos los años el mismo firulo te terminás acostumbrando, pero la verdad que ya me tiene las pelotas por el piso.
Pasó algo gracioso: después de ir al correo para sacar la tarjeta Sube y de ir al Paseo Dardo Rocha a averiguar sobre clases de portugués, me tomé un norte para regresar a casa, y cuando estaba casi en la puerta caí como una boluda que no había agarrado las llaves antes de salir. Mi hermana y una amiga suya estaban adentro durmiendo, pero como no me importaba que se despertasen, les clavé el timbre de una. Nada. Mientras esperaba que alguien me abriera la puerta (un espectro, un zombie, una mosca, un perro; porque las pibas no se iban a despertar) trepé el portón corte delincuente y busqué un alambre para abrir la ventanita de la puerta, y así abrir la puerta misma. Quince minutos para abrir la mierda esa, pero al final pude entrar y me sentí muy pro, no voy a mentir.
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