Suenan los tambores de la rebelión

Todo parece andar bien últimamente. No sé si es mi aura de optimismo que se contagia, no sé, pero me copa mucho. Además de los jueguitos que hice andar Y QUE PASÉ EL NIVEL QUE NO PODÍA PASAR DEL JUEGO DEL REY LEÓN, mi mamá decidió que no iríamos a Río Negro éste sábado (era el plan original ir unos días y pasar el cumpleaños de mi hermana allá), no es que no me guste ir allá, me encanta visitar a familiares y amigos, hasta el viaje de 12 horas en auto soporto; pero era todo muy apurado y habría perdido mi primera clase de portugués y el cumpleaños de Mora. No piensen que amenacé a mi madre para que no vayamos, dije que me daba lo mismo ir o no, pero de la nada ella dijo "No, no vamos nada, no tengo ganas de llevar el auto al mecánico". Bueno, mami, como digas.
En una semana, el 1ero de febrero, empiezo las clases de portugués, cuatro horas a la semana. Siento que va a ser lo mejor, conocer gente nueva y aprender el idioma que siempre me fascinó, estrenar la mochila de una vez y el cuaderno que me compré porque lo amé a primera vista.
Compramos un inflador para mi bici, así que ahora salgo a andar vueltas por el barrio todos los días, lo cual me hace mejor que quedarme en mi casa encerrada todo el día, me pone más alegre.

Por fin terminé Rosaura a las diez, qué buen libro. Amo que esté escrito tan vulgarmente, notándose el origen porteño de hace 50 años. Amo que cada capítulo sea narrado por diferentes personas, y qué diferentes. Está muy bien escrito y tiene una historia re copada; me encantó. Empecé Príncipe y mendigo, de Mark Twain ♥ hace tiempo que quiero leerlo, tengo un muy buen presentimiento de ese libro.
Por último, datos más recientes, vamos a cenar milanesas con puré, lo que me puso de muy buen humor (nótese la pelotudez que me hace subir/mantener el ánimo) y ayer salió un nuevo capítulo de Pretty Little Liars, así que ya tendría que estar online y subtitulado... o eso espero.